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Magnicidio de política mexicana podría resolverse por una solicitud del asesino

La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) informó que investigará la denuncia de tortura interpuesta por Mario Aburto, quien fue acusado y sentenciado como culpable del asesinato del excandidato presidencial Luis Donaldo Colosio en 1994.

Ya en 2019, la familia de Aburto pidió al Gobierno mexicano reabrir todo el caso, aunque la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador consideró que esto sólo sería posible si se aportaran nuevos elementos de prueba que pudieran ayudar a resolver el caso.

De ahí que la indagatoria de la CNDH podría ser crucial para revivir una de las mayores intrigas políticas en la historia de México, luego de que la versión oficial sobre un asesino solitario dejase un velo de sospecha sobre las motivaciones reales detrás del magnicidio.

¿Qué pasó recientemente?
En un comunicado, la CNDH señaló que atendería una queja interpuesta por los familiares de Aburto por presuntos malos tratos recibidos en prisión, incluyendo tortura, desde que fue encarcelado en 1994.

«La CNDH ha acordado iniciar, en todos los términos la queja interpuesta por Mario Aburto Martínez, misma que fue presentada inicialmente por sus familiares, y en la que señalan presuntos actos violatorios de sus derechos humanos, en lo sustancial que no se le brinda atención médica, ni la alimentación que requiere con motivo de los padecimientos crónicos que presenta, por lo que se encuentra muy débil y deteriorado en su estado de salud; pero además, que es víctima desde el año de 1994 hasta la fecha de diversas conductas, como tratos crueles, inhumanos, degradantes y de tortura, que vulneran su integridad física y psicológica», afirmó el organismo.

Aunque la CNDH revisará específicamente las presuntas violaciones de derechos humanos que ha padecido Aburto en prisión, el asunto podría ayudar a resolver muchos cabos sueltos en torno al asesinato de Luis Donaldo Colosio, ocurrido en Lomas Taurinas, estado de Tijuana, el 23 de marzo de 1994, durante las campañas presidenciales en las que se perfilaba como el próximo sucesor del entonces presidente mexicano Carlos Salinas de Gortari (1988-1994).

«De igual modo, atendiendo a la queja, la CNDH emprenderá las acciones que en ejercicio de sus funciones constitucionales le sea menester realizar, a efecto de que el llamado caso Colosio sea revisado a la luz de las nuevas evidencias y declaraciones que el peticionario aporte», manifestó el organismo.

En marzo de 2019, la familia de Aburto pidió a López Obrador reabrir el caso del asesinato de Colosio. El mandatario mexicano dijo en aquella ocasión que turnaría el asunto a la Secretaría de Gobernación. Un par de días después, la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, indicó que la única forma de reabrir el caso sería si se aportan nuevos elementos de prueba.

¿Conspiración de Estado?
En 1994, instantes después del asesinato de Colosio, fue detenido Mario Aburto como presunto autor material del homicidio, el cual quedó registrado en un video que fue difundido en televisión. Posteriormente, en 2018, fue abierto al público tras permanecer clasificado durante todos esos años.

Las supuestas diferencias físicas entre la persona detenida en el acto con la que posteriormente fue presentada ante los medios como el autor material, identificado como Mario Aburto, generaron una serie de especulaciones y rumores sobre una supuesta sustitución del criminal.

El proceso judicial contra Aburto duró apenas 8 meses, para finalmente ser sentenciado a 45 años de prisión, luego de que, según la versión oficial, Aburto confesase el crimen.

1994 fue un año particularmente convulso para México. En enero, se produjo el levantamiento indígena del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en Chiapas, como respuesta a la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, lo que generó un cisma político.

En ese contexto, comenzaron las campañas presidenciales, que venían precedidas de un fraude electoral en las elecciones de 1988. Colosio fue ungido como el candidato presidencial del PRI, partido que para ese entonces había permanecido 65 años en el poder de manera ininterrumpida, por lo que era considerado por muchos como el próximo presidente mexicano.

El 6 de marzo, días antes de su asesinato, Colosio pronunció un emotivo discurso que puso énfasis en la injusticia social que prevalecía en el país, que fue interpretado por algunos como un distanciamiento del entonces presidente, Salinas de Gortari.

Después del homicidio de Colosio, ocurrió otro asesinato político de alto perfil: en septiembre fue ejecutado Francisco Ruíz Massieu, quien era secretario general del PRI y cuñado de Salinas de Gortari.

En diciembre de 1994, se detonaría una de las crisis económicas más grandes de México, enfrentando políticamente a Salinas con su sucesor, Ernesto Zedillo, quien sustituyó a Colosio y fue declarado como vencedor de las elecciones de ese año.

En 1997, la entonces Procuraduría General de la República cerró el caso bajo la tesis de que Aburto había sido un asesino en solitario, sin que nunca se aclararan los motivos del joven para cometer el magnicidio, en un caso que estuvo envuelto en el escándalo, la intriga y múltiples inconsistencias de procedimiento.

Esta situación dio pie a que entre los mexicanos quedara la idea de que el asesinato de Colosio fue consecuencia de una conspiración política de alto nivel, una teoría que ha sido plasmada en algunas películas y series de televisión.

¿Reabrir el caso?
En 2020, la periodista Laura Sánchez Ley publicó un libro titulado ‘Aburto, Testimonios desde Almoloya’, donde se reveló parte del expediente del caso Colosio que se había mantenido en secreto durante 25 años.

La investigación mostró por primera vez, entre otros muchos detalles, que en el expediente judicial Aburto declaró que tras el homicidio de Colosio, un agente no identificado se le acercó para informarle que el presidente Salinas estaba en el teléfono y esperaba poder negociar con él.

La versión de Aburto como asesino solitario estaba basada en el testimonio de dos primos suyos, que fueron amenazados de muerte.

La investigación también reveló que un agente de los servicios de inteligencia mexicanos, que se encontraba en el lugar y el momento del asesinato de Colosio, dio positivo en una prueba pericial donde se constató que disparó un arma de fuego, pero nunca fue investigado.

A pesar de los años, el caso sigue siendo relevante debido a que con la llegada de Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia de México en 2018, el cambio de régimen político ha propiciado un periodo de revisión histórica sobre la era neoliberal en el país, un proyecto político y económico cuyos cimientos fueron establecidos durante el mandato de Salinas de Gortari.

En septiembre pasado, López Obrador promovió una consulta ciudadana para preguntar a los mexicanos si se debe o no juzgar a los últimos cinco expresidentes de México: Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto. Se prevé que dicha consulta se realice a mediados de 2021.

Sin embargo, la periodista Sánchez Ley considera que, a pesar de que la CNDH informó que atenderá el caso Aburto, existen pocas posibilidades de reabrir judicialmente ese asunto.

«No hay condiciones para la reapertura del caso Colosio. No fantasiemos: la Secretaría de Gobernación a través de una solicitud de información me dijo que jamás han evaluado la posibilidad de una reapertura y no existen registros de que ocurra. La CNDH lo sabe. Es una postura mediática», dijo en un mensaje en redes.

Fuente: rt

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