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Miguel Coto, el ingeniero salvadoreño de 22 años que quiere trabajar en minería de asteroides

Es un salvadoreño que en este momento se encuentra en Estrasburgo, Francia, cursando el programa de estudios espaciales de la Universidad Internacional del Espacio.
El joven salvadoreño Miguel Coto Villanueva tiene los ojos puestos en el espacio… más específicamente en los millones de asteroides que hay en él.

Coto, originario de Santa Tecla, cursaba el primer año de bachillerato en el Colegio Santa Cecilia (donde estudio desde kínder) cuando su familia tomó la decisión de migrar a Estados Unidos. Era el año 2012.

Los motivos que lo llevaron a salir de El Salvador son comunes con las historias de otros migrantes: «Buscábamos un mejor futuro, mejores oportunidades, por la situación en la que el país estaba y está. Era difícil tener las cosas que necesitábamos en casa. También situaciones con la delicuencia fueron parte de lo que nos empujó a tomar la decisión».

El cambio de país ha transformado su vida al permitirle una nueva visión del mundo. Se establecieron en San Francisco, California, y en mayo pasado se graduó como ingeniero mecánico de la Universidad Estatal de San Francisco.

El  programa de estudios espaciales de la Universidad Internacional del Espacio se desarrolla este año en Estrasburgo, Francia, donde precisamente se encuentra la sede de ese centro de estudios. El año pasado se realizó en Holanda y el que viene será en China, según cuenta Coto.

Después de ese programa de estudios algunas personas optan por estudiar una maestría en ingeniería aeroespacial en la Universidad Internacional del Espacio. Pero Coto volverá a San Francisco, en donde ha trabajado con un grupo de amigos en impulsar una idea de negocio que espera ver convertida en una empresa.

Se trata de un proyecto que busca crear una nueva forma en que los estudiantes puedan conseguir trabajo. «Intentamos conectar a estudiantes universitarios con cierto nivel de experiencia con las ‘startups’ (empresas emergentes)», cuenta. En marzo presentó la idea a un grupo de 35 inversionistas y ya consiguieron un cliente, con el que esperan retroalimentarse para mejor aún más su negocio.

¿Pero cómo entran los estudios del espacio en los planes de un ingeniero mecánico que ya ha dado los primeros pasos con su propia empresa? Porque la visión de Coto está puesta más allá. Está puesta en la minería de asteroides.

«Estoy interesado en el espacio; es una industria que está emergiendo mundialmente. He venido a aprender más del espacio y de todas las áreas que hay en la industria», dice Coto con seguridad. «Mi objetivo es conocer personas que me ayuden a abrir una compañía espacial, que espero que se encargue de trabajar en minería de asteroides».

Según el salvadoreño, el planeta Tierra se está degradando tanto que dentro de 10 generaciones las condiciones serán sumamente adversas. Por eso se piensa ya en cómo los seres humanos pueden vivir en otros planetas. La minería de asteroides permitiría contar con los materiales necesarios para elaborar las construcciones que sean necesarias en otros planetas.

«Los asteroides son rocas metálicas que se mueven en el espacio. Tienen bastantes metales esenciales para nuestra vida, como cobre, aluminio, hierro, oro o cualquier otro que podamos pensar. Además tienen hielo adentro de su estructura, por lo que podemos usar los metales para hacer casas y edificios mientras que el hielo lo podemos separar en hidrógeno y oxígeno. El hidrógeno podría usarse como gasolina de satélites para viajar a lugares más distantes del universo y el oxígeno para respirar en otros lugares del espacio», detalla el salvadoreño.

Coto asegura que los asteroides existen en una cantidad infinita y que cada uno de ellos tiene un valor estimado en un trillón de dólares.

Esta industria aún debe superar etapas básicas. En la actualidad no existe la tecnología para minar asteroides y una compañía de esta naturaleza no puede hacer dinero en el corto plazo. Coto sabe que compañías que han existido con este objetivo no han tenido éxito.

Migrar para crecer

El ingeniero reconoce que no quería dejar El Salvador, pero ahora valora cómo una ciudad como San Francisco cambió su mente gracias a la innovación que se encuentra en cualquier lugar, como las calles en donde ve circular autos autónomos, debido a que hay empresas que están probando su funcionamiento.

«La cultura de San Francisco despertó mi curiosidad. Me gustaría dar mi aporte para estas innovaciones. No es un deseo de hacer mucho dinero, sino ayudar a hacer cosas mejores, ayudar al planeta. Es la mentalidad en San Francisco y en Silicon Valley, donde la gente siempre está iniciando algo y la comunidad es bien abierta a dar consejos».

Coto no duda en invitar a quienes puedan migrar de modo legal a que se animan a dar ese salto.

Sostiene que en otros países hay un futuro sin fronteras: «Apoyo que los jóvenes salgan a otros lugares con más oportunidades, no solo en Estados Unidos sino también en Europa y Australia. Es increíble lo que se aprende afuera. Si pueden hacerlo de forma legal, que lo hagan. Se debe aprovechar no solo las oportunidades de hace dinero, sino también de ganar conocimientos».

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